martes, 3 de diciembre de 2013

San Francisco Javier


A partir de 1540 comienza para Francisco Javier la etapa más importante de su vida como misionero en el Extremo Oriente.

Llega a Goa en mayo de 1542, en un viaje desde Lisboa que duró más de un año. Javier estuvo durante dos meses mareado.
Desarrolló una intensa catequesis con los niños, a los que reunía tocando una campanilla por las calles animando a todos a mandar a sus hijos y siervos al Catecismo. Tenía una gran habilidad para transmitir: escenificaba teatralmente las sesiones, intercalaba cantos y oraciones, logrando gran viveza y amenidad. Aprendió el idioma nativo y redactó dos catecismos para niños y unas instrucciones para catequistas. En la India bautizó a más de 20.000 personas y en las Molucas a unas 6.000. A veces eran tan numerosos los bautismos que, como él mismo escribía, se le cansaban los brazos de tanto bautizar y se le resecaba la lengua después de largas horas de recitar las palabras rituales del sacramento.

Se cuenta como historia milagrosa que, en uno de sus viajes apostólicos por esos mares, perdió su crucifijo en una de las enormes tormentas; no era fácil sustituirlo en aquellos remotos lugares. Una vez en tierra un cangrejo se lo devolvió.

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...