La paciencia -escribió lúcidamente un gran teólogo- es el amor que se hace tiempo.
Las generaciones jóvenes eran la niña de los ojos de San Josemaría. Alentó un amplio abanico de iniciativas para preparar a los jóvenes -de cualquier profesión y ocupación- para su futuro trabajo, y ayudarles a ver este trabajo como una contribución a un auténtico desarrollo humano. En completa sintonía con la doctrina contenida en Laborem exercens del Papa Juan Pablo II, estos proyectos extendidos por todo el mundo están orientados hacia estudiantes universitarios o hacia jóvenes trabajadores mientras adquieren una formación técnica.
Buena tarea la de "allanar el camino a nuevos encuentros, asegurando siempre la calidad del contacto humano y la atención a las personas y a sus auténticas necesidades espirituales. Ofrecer a quienes viven este nuestro tiempo digital los signos necesarios para reconocer al Señor; darles la oprtunidad de educarse para la espera y la esperanza, y de acercarse a la Palabra de Dios que salva y favorece el desarrollo humano integral.
El pasado viernes tuvimos la suerte de tener en Villa Fontana una reliquia del Santo Cura de Ars. El 150 aniversario de la muerte de San Juan Bautista María Vianney ha dado lugar al Año Sacerdotal que estamos celebrando.
Hay quienes no sólo no ven la jubilación como un drama, sino como una gran oportunidad para hacer cosas para las que antes no tenían tiempo. Es el caso de los médicos navarros ya jubilados, Inés, Antonio y Ramón, que han pasado quince días en el Congo ayudando en el Hospital Monkole. Un trabajo de asesoramiento a personal médico y técnico local, que no tiene precio y muy necesario en esas latitudes. Tienen previsto regresar en junio para quedarse por tres meses.
De nuevo en Nicaragua, después de un tiempo fuera, y me encuentro con gran cantidad de "correos" y fotos. Hay muchas cosas que contar. Irán saliendo poco a poco.