viernes, 18 de enero de 2019

Tierra Santa: Resurrección


Anoche tuvo lugar lo que puede haber sido lo más impresionante de esta peregrinación.

Resulta que 10 de los 43 participantes tuvimos la osadía de pedir un permiso especial para pasar toda la noche dentro de la Basílica del Calvario y del Santo Sepulcro.

¡Y así lo hicimos!

Habitualmente es un gentío el que visita esa Basílica y hay que hacer cola larga para estar apenas medio minuto en la recámara donde fue depositado el Cuerpo del Señor y donde ¡resucitó! Pues bien, anoche, cuando salieron todos los visitantes y cerraron las puertas, allí que nos quedamos, desde las 7.30 pm hasta las 4.30 am cuando vuelven a abrir. ¡Nosotros solos!

Es imposible describir aquí todo lo que pasó en esas 9 horas. A mi regreso ya contaré algo.

Verdaderamente fue un contagiarse de "resurrección"...

Fíjense que alguno tuvimos el atrevimiento de sentarnos largos ratos en un rincón del suelo de la Capilla del Angel. No parecía irreverente pues el Evangelio dice que el Angel estaba sentado sobre la piedra que cerraba el Sepulcro.

Fue gozoso, aunque no faltó el sacrificio pues el frío era considerable. Ya de madrugada tuvimos que bajar hasta la capilla de Santa Elena, donde se encontró la Cruz, pues allí era más mitigado.

La foto de arriba la tomé yo. Es la entrada al Sepulcro, un lugar muy estrecho y reducido. Hicimos turnos de tres en tres toda la noche. Los popes ortodoxos dejaron algunas luces encendidas para poder moverse.


Aquí, junto a la roca del Calvario, justo en el lugar donde fue colocada la Cruz del Señor. Debajo de ese altar hay un orificio por donde se puede meter la mano hasta tocar la roca. También ahí pasamos largos ratos.



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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...