jueves, 24 de enero de 2019

Tierra Santa: Ain Karim


Ain Karim es un pueblecito a unos 6 kilómetros de Jerusalén. Sus edificios de piedra clara se arraciman en las laderas de unas colinas frondosas. Parece que en tiempos del Señor era una ciudad reservada a los sacerdotes y levitas; la proximidad al Templo facilitaba que se desplazasen para cumplir el turno que tenían cada seis meses.

Según antiguas tradiciones, en esta localidad se hallaba la casa de Zacarías e Isabel: aquí se habría encaminado Santa María cuando, una vez recibido el anuncio del ángel Gabriel en Nazaret, se levantó y marchó deprisa a la montaña, a una ciudad de Judá; y tres meses después, cuando le llegó a Isabel el tiempo del parto, aquí habría nacido san Juan Bautista.

Hacia allí nos encaminamos también nosotros esta mañana. Procuré sentarme en la parte delantera del bus porque quería contemplar el paisaje, la subida a la montaña. Ain Karim está cerca de Abu Gosh, donde residimos.

Durante el trayecto iba recordando el segundo misterio de gozo, tal como viene en el librito de "Santo Rosario"


Al llegar primero fuimos a la iglesia de san Juan Bautista, la casa de Zacarías e Isabel. Recé en el patio el "Benedictus" en español y en latín (está en múltiples idiomas) deteniéndome en lo de "la fuerza de salvación"


Allí fue la Santa Misa, una iglesia llena de azulejos de Manises (España) Ambiente sereno que facilitaba la concelebración. Procuré pronunciar fuerte, claro y sereno la parte de la plegaria eucarística que me correspondió.


Al final de la Misa y en la Sacristía nos atendió muy bien un franciscano alto, brasileño, llamado José Clemente. Nos contó unas anécdotas preciosas, pero que harían largo el cuento...

Pasamos a besar la piedra donde se dice que nació san Juan Bautista. Pedí que todos nos contagiáramos de la fortaleza, reciedumbre y virtudes humanas del Precursor.

En la salida, y mientras esperábamos, compré ¡regateando! una bolsita de incienso, por aquello de Zacarías y el altar del incienso.

Luego fuimos a la iglesia de la Visitación, a la que se llega por una larga cuesta de escalones y rampas. El lugar es muy bonito. Tomé muchas fotos. Entre ellas, en la cripta, la de un borrico -estaba buscando encontrar alguno en estos días- que se encuentra en la pintura frontal, donde aparece junto a dos damas que acompañan a María en su encuentro con Isabel,


Subiendo a la iglesia, uno de mis muchos deseos a cumplir en esta peregrinación era fotografiar también los cinco grandes motivos pictóricos que sobre la Virgen hay en uno de los laterales de esta bella iglesia: Proclamación de su Maternidad divina en Efeso; María Mediadora en las bodas de Caná; Nuestro Refugio acogiendo bajo su manto a los fieles; Auxiliadora de los cristianos en la batalla de Lepanto y, por último la Inmaculada Concepción y su defensa por el beato Duns Scoto.
Pero en la puerta me encuentro con un cartel:


Desobedecí, aunque solo en parte porque todavía no había comenzado la Misa y con discreción y devoción fui, de una en una, fotografiando las cinco representaciones de nuestra Madre. Había mucha luz artificial y no salieron bien. Pero ahí están.



De regreso a Saxum fui rezando el Rosario del día, los misterios luminosos y aprendiendo bien el camino, por si acaso vuelvo...

Por la tarde hubo otras actividades interesantes que ya contaré más adelante. Muy pendiente de Panamá y la JMJ. Me alegra mucho ver a gente conocida por las calles y junto al Papa Francisco.

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...