miércoles, 13 de julio de 2016

San Enrique. Después de seis


Una anécdota del Emperador de Alemania, Italia y Polonia, Enrique:

"Después de seis"

La mamá de Enrique lo confió desde muy jovencito bajo la dirección de otro gran personaje, san Wolfgan, obispo de Ratisbona, el cual lo educó de la mejor manera que le fue posible.

Al poco tiempo de haberse muerto su gran maestro, san Wolfgan, vio Enrique que se le aparecía en sueños y escribía en una pared esta frase: "Después de seis".

Él se imaginó que le avisaban que dentro de seis días iba a morir y se dedicó con todo su fervor a prepararse a bien morir. Pero pasaron los seis días y no se murió.

Entonces creyó que eran seis meses los que le faltaban de vida, y dedicó ese tiempo a lecturas espirituales, oraciones, limosnas a los pobres, obras buenas a favor de los más necesitados y cumplimiento exacto de su deber de cada día. Pero a los seis meses tampoco se murió.

Se imaginó que el plazo que le habían anunciado eran seis años, y durante ese tiempo se dedicó con mayor fervor  a sus prácticas de piedad, a obras de caridad y a instruirse para ejercer lo mejor posible sus oficios.

Y a los seis años... lo que le llegó no fue la muerte sino el nombramiento de Emperador. Ese aviso le sirvió muchísimo para prepararse sumamente bien para ejercer tan alto cargo.

(En la foto, Bamberg, en Alemania, obispado fundado por San Enrique)

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...