lunes, 4 de julio de 2016

Corregir al que se equivoca


"La historia de la salvación nos muestra un continuo alternarse del amor misericordioso de Dios y de la debilidad de los hombres. Como una madre sigue por la casa a su hijo más pequeño, evitándole peligros o daños, así ha guiado Dios a la humanidad a lo largo de los siglos. Cada uno de nosotros ha podido experimentar en su propia vida esa guía, esa mano cercana de la providencia divina. Y por esto, ¡cuántas caídas o equivocaciones en nuestro caminar se han convertido en ocasiones de encuentro con el Señor!

Corregir al que se equivoca nos anuncia una obra de misericordia que el Señor ejerció constantemente...
En el Evangelio vemos que Jesucristo no se abstiene de reprender, de corregir, a quienes desea llevar por la senda recta; no sólo a los fariseos que rechazaban su mensaje, sino también a sus amigos: a Pedro, incluso con dureza, cuando el Apóstol le insinúa que debe evitar la Pasión; o a Marta en Betania, con dulzura, por preocuparse en exceso de las tareas de la casa. El Señor sabía utilizar el tono y el lenguaje que más convenía a cada persona.

Consideremos además que con la práctica de la corrección fraterna se combaten eficazmente las habladurías y los comentarios irónicos, que tanto daño causan en las relaciones familiares y sociales. Este puede ser un buen propósito para el Jubileo de la misericordia: evitar hasta la más pequeña crítica a nuestros parientes o amigos, a los superiores y a quienes dependen de nosotros, a conocidos y desconocidos. Puede parecernos tarea no fácil, pues a lo largo de la jornada quizá se presentan numerosos roces y malentendidos; pero , si nos empeñamos, con la ayuda y fortaleza de Dios, seremos sembradores de una serenidad que aporta quien huye de la confrontación y propone soluciones positivas.

Ayudémonos pues mutuamente con el bálsamo de la misericordia. Nadie logrará la felicidad si la busca él solo. No seamos ajenos a las luchas de los demás y pidamos al Señor la sencillez de corazón para aceptar las correcciones con humildad y agradecimiento, cuando nos las hagan; y para ayudar corrigiendo con afecto y comprensión a quienes tengamos que prestar esa ayuda"

(foto: calle "Trapería" en Murcia)

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...