"Poco a poco fui viendo como mi aspecto cambiaba, se me caía el pelo de la cabeza, las cejas y las pestañas. Pero para mí lo más duro fue los días que pasé con mucositis que me provocó la quimio y la radio, junto con los vómitos y las diarreas. Pero a pesar de todo siento que no he estado solo y que Dios ha estado conmigo en todo momento y muy cerca. Durante mi enfermedad el Señor nos ha hecho una piña como familia, nos ha enseñado a querernos más como hermanos y a ver que tenemos unos padres que dan la vida por nosotros y nos transmiten la fe. No han dejado de rezar por mí, incluso a medianoche. durante el mes del trasplante (burbúja) hemos tenido la gran suerte (eso dice mi madre) de recibir la Comunión diaria y de rezar todos los días.
Una de las mayores alegrías fue cuando a los dos meses de estar encerrado me dejaron ir a casa 4 días. Cuando llegué tenía carteles y mensajes de ánimo de todos mis amigos y mi familia. Echaba de menos mi casa, mi cama, mi sofá y estar rodeados de mis hermanos viendo la tele.
he pasado por tres habitaciones en el hospital y en todas he tenido mensajes y fotos de mi gente y eso me ha ayudado a llevar con fuerza la enfermedad y gracias a la tecnología he podido hablar por skipe con mis sobrinos todas las noches y eso me ha gustado mucho y me ha animado"
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