viernes, 9 de mayo de 2014
Chifladura matrimonial
Se puede comparar el amor matrimonial con el Mandamiento máximo y máximamente nuevo que Jesucristo impuso a sus discípulos en la Última Cena.
Lo que el Señor pretende de sus discípulos (que quieran a los demás como el mismísimo Dios les ama ) sería una auténtica CHIFLADURA si el Señor, en el momento de establecer el precepto, no incrementara de manera casi infinita la capacidad de amar del cristiano, o no previera los medios para fortificarla y hacerla crecer.
Pues algo análogo, no idéntico, sucede en el momento de la BODA. Cuando se pronuncia el SÍ de manera libre y voluntaria, los nuevos cónyuges no solo se obligan, sino que, sobre todo, se tornan mutuamente capaces de quererse con un amor situado a una distancia casi infinita por encima del que podían ofrecerse antes de esa donación total.
En la foto Leandro y Raquel. Y no precisamente en Londres. ¿Adónde, entonces?... Es fácil adivinarlo.
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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...
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