"El pueblo cristiano ha venerado siempre, con profunda gratitud, a la Bienaventurada Virgen María, contemplando en Ella la causa de toda nuestra verdadera Alegría.
... De modo análogo, la Iglesia toda mira, con admiración y profunda gratitud, a todas las madres de los sacerdotes...
... La vocación sacerdotal, normalmente, tiene en la familia, en el amor de los padres y en la primera educación en la fe, aquel terreno fértil en el cual la disponibilidad a la voluntad de Dios puede radicarse y extraer la indispensable nutrición. Al mismo tiempo, cada vocación es, incluso para la misma familia en la que surge, una irreductible novedad, que huye a los parámetros humanos y llama a todos, siempre, a la conversión.
En esta novedad, Cristo actúa en la vida de aquellos que ha elegido y llamado, todos los familiares -y las personas más cercanas- están implicados, pero es ciertamente única y especial la participación que corresponde a la madre del sacerdote. Únicos y especiales son los consuelos espirituales que le afluyen por haber llevado en su seno a quien se ha convertido en ministro de Cristo"
(Son fragmentos de la carta a las madres de sacerdotes y seminaristas del Cardenal Mauro Piacenza, en la solemnidad de María Santísima Madre de Dios)
Saludos a todos en el inicio del nuevo año. Y un abrazo especialísimo a mi mamá.
(Este cuento ha sido un poco largo, pero no se preocupen que volveré a la normalidad)
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