Hoy es el aniversario 111 del nacimiento de San Josemaría.
Hemos aprendido de él a tratar a Dios con la sencillez de los niños pequeños. No porque queramos ser infantiles, sino para que sepamos hablarle confiadamente de nuestra vida, contándoselo todo.
Una anécdota: En un colegio, en una clase de religión, un niño de seis años dijo: mi padre dice que Dios no existe y que todo lo que nos cuenta usted es mentira. El profesor preguntó a toda la clase: ¿Cómo sabemos que existe Dios? Varios levantaron la mano para responder y el profesor pensaba que dirían tonterías. En cambio, el primero dijo: ¡Cómo no va a existir Dios, si yo hablo con Él todos los días!
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