Durante estos días de convivencia en Panamá estoy repasando los documentos del Concilio Vaticano II.
"Evidentemente, como el resto de los concilios ecuménicos, el Concilio Vaticano II fue llevado por el Espíritu Santo. La riqueza doctrinal que encierra y la frescura de sus análisis han soportado el paso de los años. Todavía puede leerse con gran intensidad. La historia de sus textos es una prueba del milagro operado, pues sorprende que el método de trabajo haya producido esos textos finales y en tiempos tan cortos"
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