Las catequesis semanales de Benedicto XVI sobre el Año de la fe están siendo buenísimas.
En la de hoy, comentando el inicio de la carta del apóstol San Pablo a los cristianos de Éfeso, nos dice que nosotros existimos desde la eternidad en la mente de Dios, en un gran proyecto que Dios ha reservado para sí mismo y que ha decidido poner en práctica y de revelar en "la plenitud de los tiempos". San Pablo nos ayuda a entender cómo toda la creación y, en particular, el hombre y la mujer no son el resultado de la casualidad, sino que responden a un proyecto de bondad de la razón eterna de Dios, que con la fuerza creadora y redentora de su Palabra da origen al mundo. Esta primera afirmación nos recuerda que nuestra vocación no es simplemente existir en el mundo, estar insertados en una historia, ni tampoco ser solamente una criatura de Dios; es algo más grande: es el haber sido elegidos por Dios incluso antes de la creación del mundo, en el Hijo Jesucristo. En Él existimos, por así decirlo, ya desde siempre. Dios nos considera en Cristo como hijos adoptivos. El PROYECTO BENÉVOLO de Dios, que es calificado por el Apóstol como PROYECTO DE AMOR es definido como el "misterio" de la voluntad de Dios, escondido y ahora revelado en la Persona y en la obra de Cristo.
En la foto, alumnos del Colegio Maderos, con su director Fernando Ros en una exposición de Arte Contemporáneo.
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