En el Ayuntamiento de Madrid se expone estas semanas de Navidad un valioso belén napolitano con más de 600 figuras.
Los animales son parte del paisaje del belén napolitano: ovejas y carneros, pichones, gallinas y pavos, hay cerditos y lechones, becerros y toritos, búfalos y borricos, perros galgos y podencos, conejitos y tortugas. Y no podía faltar la presencia de camellos y caballos de fina estampa, y también borricos serviciales o algún pacífico buey.
Hay una particularidad intencionada de los artistas escultores: todos esos animales tienen "cara de buenas personas", quieren acompañar al Niño dando lo mejor de sí mismos y esforzándose por acercarse a la Sagrada Familia estando "limpios de polvo y paja". Es una idea también válida para los hombres.
En este belén napolitano sorprende además que haya más ángeles que animales, docenas de elegantes enviados de Dios que vienen de lejos y revolotean junto al portal mientras cantan "Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad". Al final, la piedad popular y la fe bien formada acaban felices junto al Niño Dios nacido en Belén.
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