La artista Natalia Tsarkova acaba de escribir un cuento "El misterio del pequeño estanque" que tiene lugar en los jardines de Castel Gandolfo, la residencia estival de los Papas.
Hay en ese jardín un rincón muy especial con una bella imagen de la Virgen junto a un estanque con peces de colores.
A excepción de Juan Pablo I, que en su breve pontificado nunca pernoctó en Castel Gandolfo, todos los pontífices que sucedieron a Pío XI se recogieron en oración a los pies de esa imagen de la Virgen.
Dice Monseñor Georg, secretario de Benedicto XVI, que cada vez que el Papa termina allí su oración con un canto mariano, los peces se acercan al borde y esperan un gesto: de hecho una mano buena e invisible cada día prepara un pequeño cesto con pedacitos de pan que el Papa les arroja a los pececillos.
Natalia ha escrito un cuento sobre un pececillo rojo que descubre un mundo nuevo.
Y parece que todo lo que el pececillo rojo cuenta en la narración es verdadero.
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