domingo, 19 de abril de 2020

Fe


Esta mañana, caminando mis 4 km diarios por la cancha dentro de casa (no olviden que ahora estoy de camino virtual hacia Toronto -llevo ya 533 km, es decir que voy por Cojutepeque, ya cerca de San Salvador) con el sol ya fuera, pensaba en los grandes interrogantes de la humanidad de todos los tiempos.

 Consideré que la tierra gira, se mueve, alrededor del sol y sentí un alivio gozoso al pensar en esa Inteligencia ordenadora y providente que es Dios.

Luego, ya en el Oratorio para el rato diario de meditación, cogí un libro para buscar luces en este Segundo Domingo de Pascua. Allí se trataba de la fe:

Con la fe se nos revelan verdades -y verdades de salvación- que ni siquiera éramos capaces de imaginar, y muchas otras que antes sólo vislumbrábamos.

El trabajo, las relaciones familiares y sociales, las circunstancias todas de la vida -y en estos momentos de pandemia, son tan inquietantes-, adquieren claridad nueva, sentido distinto.

Y es tanta la alegría, que el alma rompe en acciones de gracias:

 "¡Qué hermosa es nuestra Fe Católica! -Da solución a todas nuestras ansiedades, y aquieta el entendimiento y llena de esperanza el corazón"

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...