sábado, 11 de abril de 2020

Descendió a los infiernos


¡Sábado Santo!

Es bueno repasar lo que sabemos por fe sucedió:

Tras padecer y morir, el cuerpo de Cristo fue sepultado en un sepulcro nuevo, no lejos del lugar donde le habían crucificado. Su alma, en cambio, descendió a los infiernos.

La sepultura de Cristo manifiesta que verdaderamente murió. Dios dispuso que Cristo sufriera el estado de muerte, es decir, de separación entre el alma y el cuerpo.

Durante el tiempo que Cristo permaneció en el sepulcro tanto su alma como su cuerpo, separados entre sí por causa de la muerte, continuaron unidos a su Persona divina.

Porque continuaba perteneciendo a la Persona divina, el cuerpo muerto de Cristo no sufrió la corrupción del sepulcro.

El alma de Cristo bajó a los infiernos. "Los infiernos" son muy distintos del "infierno" de la condenación.

Los justos se encontraban en un estado de felicidad (se dice que reposaban en el "seno de Abraham") aunque no tenían aún la visión de Dios.

Diciendo que Jesús bajó a los infiernos, entendemos su presencia en el "seno de Abraham" para abrir las puertas del Cielo a los justos que le habían precedido.

¿Por qué se les llama "infiernos" me preguntaban? No se me ocurre otra respuesta que significar que a todo lo que no sea el Paraíso se le puede dar ese nombre, aunque otra cosa muy distinta y abismal es el infierno eterno de los que no aman a Dios, esa condenación eterna.

( Aunque se alargue esta entrada del blog -y como tenemos tiempo en estos días en casa- déjame que te comparta lo que leí esta mañana de una homilía muy antigua, de autor anónimo, sobre ese descenso del Señor a los infiernos.

Imaginamos gozosos en encuentro de Jesús con Adán. El abrazo que se darían. Y Eva... Y tantos otros.

Dice así esa homilía:

"El Señor, teniendo en sus manos las armas vencedoras de la cruz, se acerca a ellos. Al verlo nuestro primer padre Adán, asombrado por tan gran acontecimiento, exclama y dice a todos: 'Mi Señor esté con todos'. Y Cristo, respondiendo, dice a Adán: 'Y con tu espíritu'. Y tomándolo por la mano le añade: Despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz.
Yo soy tu Dios, que por ti y por todos los que han de nacer de ti me he hecho tu hijo; y ahora te digo que tengo el poder de anunciar a los que están encadenados: ¡salid!; y a los que se encuentran en las tinieblas: ¡iluminaos!; y a los que dormís: ¡levantaos!

A ti te mando: despierta tú que duermes, pues no te creé para que permanezcas cautivo en el abismo; levántate de entre los muertos, pues yo soy la vida de los muertos. Levántate, obra de mis manos; levántate imagen mía, creado a mi semejanza. Levántate, salgamos de aquí, porque tú en mí, y yo en ti, formamos una sola e indivisible persona" )


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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...