martes, 7 de abril de 2020

Con Santa María, un solo corazón


Apenas se ha levantado Jesús de su primera caída, cuando encuentra a su Madre Santísima, junto al camino por donde Él pasa.

Nada nos dice el Evangelio de ese encuentro, pero el silencio de la Escritura no ha hecho más que estimular la imaginación de los cristianos a lo largo de los siglos.

San Josemaría se lo representa así: Con inmenso amor mira María a Jesús, y Jesús mira a su Madre; sus ojos se encuentran, y cada corazón vierte en el otro su propio dolor.

El amor es tan intenso que basta el encuentro de los ojos para que cada uno sepa que cuenta con el otro.

¡Quién nos diera a nosotros una identificación así con los sentimientos de Cristo! Nos queda -es cierto- muy lejos, pero la deseamos ardientemente. sabemos que si avanzamos por ese camino no nos ahorraremos dolores en esta vida, porque toda existencia humana los conlleva, pero tendremos siempre una luz para afrontarlos, nunca nos faltará una base firme para no sucumbir, para encararlos con serenidad.

La Virgen enseña que en las amarguras y en los pequeños disgustos -profesionales, familiares, sociales...- podemos buscar y descubrir el rostro de Cristo; y, como consecuencia, estaremos llenos de paz incluso en medio del dolor.

(Hoy, Martes Santo, tendría que haber salido la Hermandad de Nuestra Señora de la Esperanza -foto- una de las procesiones más solemnes de Murcia)

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...