sábado, 26 de septiembre de 2015

Médicos


Hoy, con motivo de celebrar a san Cosme y san Damián, me he acordado de mis estudios de medicina.
Estos santos, según la tradición, ejercieron la medicina en los primeros tiempos del cristianismo. Sufrieron martirio en Alepo (Siria)

Y coincide que he leído un artículo interesantísimo sobre los cinco remedios que el gran teólogo Santo Tomás de Aquino dictaba contra la tristeza y bajadas de ánimo.

El quinto remedio propuesto es el que quizás menos cabría esperar de un maestro medieval. El teólogo afirma de hecho que un remedio inmejorable contra la tristeza es dormir y darse un baño.
La eficacia del consejo es evidente.

Es profundamente cristiano entender que, para remediar un mal espiritual, es útil un alivio corporal.
Desde el momento en que Dios se hizo Hombre, y asumió un cuerpo, se ha superado la separación entre materia y espíritu.

Un prejuicio difundido, en cambio, es que la visión cristiana del hombre se basa en la oposición entre cuerpo y alma, donde el primero se vería como una carga o un obstáculo para la vida espiritual.

En realidad el humanismo cristiano considera que la persona (alma y cuerpo) es enteramente espiritualizada cuando busca la unión con Dios.
Por decirlo con san Pablo, existe un cuerpo animal y un cuerpo espiritual. Y nos moriremos, pero todos seremos transformados, porque es necesario que este cuerpo corruptible se revista de incorruptibilidad y que este cuerpo mortal se revista de inmortalidad.

Otro santo, Tomás Moro, parece parafrasear a su tocayo medieval cuando afirma que igual que aconsejaría a todos que en cualquier enfermedad del cuerpo, se confiese y busque un buen médico espiritual para la salud de su alma, así exhorto a pedir, en ciertas enfermedades del alma, además del médico espiritual, el consejo del médico del cuerpo.

(La foto antigua es del Hospital donde hacíamos las prácticas los estudiantes, allá por los años 70, recién comenzada la Facultad de Medicina -unas aulas situadas a la espalda del Hospital- de la Universidad de Murcia. Yo me gradué con la tercera promoción)

Ah! los otros cuatro remedios son buenísimos. Da para otro cuento. Vendrá...

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...