Desde hace unos pocos días y debido a un zorrillo muerto y descomponiéndose en el cielo raso de una zona de la casa, el hedor era muy fuerte, hasta el punto que alguno tuvo que cambiarse de habitación. Aún ahora todavía se nota cuando se pasa por ese pasillo. Y eso que Villa Fontana es una casa muy abierta y ventilada.
Me he acordado de algo que leí de San Bernardo cuando escribía que "bastaría que uno sólo saliera del infierno para que con su hedor matara a todos los habitantes de la tierra"
Y fíjate en esta descripción que apunta Benedicto XVI en su última encíclica: "Personas en las que todo se ha convertido en mentira; personas que han vivido para el odio y que han pisoteado en ellas mismas el amor. Ésta es una perpectiva terrible...En semejantes individuos no habría ya nada remediable y la destrucción del bien sería irrevocable: esto es lo que se indica con la palabra infierno."
2 comentarios:
Debió ser muy fuerte el hedor para que se tuviera que mover alguien. Este comentario me recuerda la experiencia de Santa Catalina de Siena que también sentía el hedor de un alma en pecado.
Si usted quiere que este blog funcione debe continuar a escribir articulitos muy pequeños.
Los largos cansan. Ni siquiera huelen.
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