sábado, 7 de agosto de 2021

Indiferencia


 A mí, que me encantan los deportes, me extrañaba la poca atención de amigos cercanos hacia los Juegos Olímpicos. Por eso me ha gustado la reflexión, fruto de un episodio en apariencia banal, que hace Enrique G-M, quien afirmaba que también él no mostraba ningún interés por este evento deportivo.

He aquí algunos fragmentos de su artículo:

"Estaba tomándome un café cortado y leyendo un libro, cuando de reojo en la pantalla del bar he visto el lanzamiento de peso de un atleta neozelandés llamado Walsh. Era un gigante -a lo largo y aún más a lo ancho-, pero ha dado dos gráciles vueltas sobre su propio eje con dos saltitos finales. Esa sobreposición de círculos: el de su figura rechoncha, el de los músculos esféricos de su brazo, el de sus giros, el de la bola de peso, el de la parábola del vuelo y el del círculo desde el que lanzaba han dibujado en mi mente el logotipo olímpico.

No me extraña que gente más joven y delgada que yo y entrenada para eso corra tanto. Natural. Sin embargo, este señor tan descomunal, que triplica mi peso, moviéndose con tal gracilidad inalcanzable, me ha impresionado.

'Un acto de amor nunca es ridículo', advertía León Bloy; y uno adivina con facilidad cuántas horas de entrenamiento duro y de delicada pasión por tan extraña disciplina deportiva hay detrás de ese lanzamiento...

No sé si el buen hombre habrá ganado una medalla, aunque diría que no, por su propia cara de resignación tras el resultado y por la poca euforia de los comentaristas televisivos (yo añado que sí, que ganó la medalla de bronce) 

Con todo, mi medalla de oro ya la tiene. Nadie más se ha dado cuenta de que el tipo lanzó lejos no solo la bola en sí, sino también todo el soporífero sopesamiento que yo me traía entre menos; y algo aún más pesado: mi indiferencia; y todavía más: mi pedantería de plomo; y, encima, el peso muerto de mi incapacidad de admirar a unos jóvenes que se ilusionan y esfuerzan. Todo eso voló gozosamente por los aires.

Chesterton, que también tenía un perfil de lanzador de peso, decía: 'Imparcialidad es un sinónimo pomposo de indiferencia, que es un sinónimo elegante de ignorancia'

¿No voy a estar agradecido a Welsh, si de eso me ha librado, con dos vueltas ingrávidas sobre su eje?

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...