jueves, 11 de febrero de 2021

Conchita


 El tránsito de este mundo al otro es como un desfile para el que tenemos que engalanarnos. Por eso me gusta especialmente esta foto de mi madre CONCHITA GIL de QUIRÓS a la que hoy se le ha dado cristiana sepultura, ya que fue llamada a esa fiesta, tras la muerte.

Por este motivo, sus hijos, desde el Congo y Nicaragua, le hemos mandado sendas cartas para que fueran leídas en la despedida momentánea.

Aquí va la de mi hermano Federico:

Lubumbashi, 10 de febrero de 2021

Mamaíca mía:

Pues aquí estoy otra vez, de fiesta, pensando en lo contenta que estás.

Siempre me decías que le pidiera al Señor que te llevara pronto y rápido. Que querías irte con papá. Nos hacías sufrir y entonces aceptabas continuar un poco más. El día 2 le pedí al Señor que te concediera 3 años más de vida, para llegar a los 99, pero ya ves que Él te quiere más que yo y te ha dicho que ya era suficiente.


 Tu foto con la orquídea me gusta sobre todo porque detrás se ve el retrato de tu boda y también lo que por aquí han llamado "tus reliquias": las bolsitas de plástico que confeccionabas para regalarlas.

Han pasado 9 años en la Residencia "Hogar de Nazaret". Pienso que has sido feliz al estar tan cerca del Sagrario. Durante el confinamiento, cuando no te dejaban salir de tu habitación, te escapabas, con el andador pasillo arriba, con el andador ascensor abajo, para entrar en la capilla y quedarte en la oscuridad rezando por Nicaragua, el Congo y con tantas intenciones.

Cuando nos propusiste ir a la Residencia no nos hizo ninguna gracia. Nos costó, especialmente a Ricardo, pero tú sabías que era lo mejor. ¡Has estado tan acompañada! Nunca hubieras recibido tantas visitas. Hasta el mendigo de la parroquia de san Nicolás se presentó un día y te dio la gran sorpresa. Y cuando le quisiste dar algo te respondió: pero señora, no he venido a pedir limosna, sino a visitarla... Toma, le dijiste, no seas tonto.

Llevábamos unos días en que la comunicación por teléfono no pasaba. Y por fin un día oigo tu voz. Yo esperaba escuchar, como siempre, tu alegría... pero con toda naturalidad, y en voz baja, me dices: -¿puedes llamar más tarde? Estoy oyendo Misa en la tele.

Yo creo que lo que me dijiste es para nota. Que te has ganado el ser una de esas santas de la puerta de al lado de las que habla el Papa Francisco. Y que se lo digan a tu amiga Vicenta y a las demás residentes a las que ibas a acompañar. Habrá que sugerir a don José Manuel (obispo de Murcia) que abra tu proceso de beatificación.

Es cierto que, a veces, te ponías nerviosa. Pero es que los santos tenemos también defectos. Y digo "tenemos" porque todos podemos ser santos. Hasta Chari y Ricardo, que ya es decir. Todos.

¿Verdad que ha sido maravilloso que en tus pocos días de agonía, dormida, siguieras haciendo tanto bien? Rosa inventó lo de la rueda (turnos), pues como tenían que acompañarte de uno en uno o de una en una, se iban relevando y te quedabas a solas con ellos. Entonces tu Ángel les animaba a rezar, a cantar y a decidirse a cambiar. Yo también quiero cambiar.

En el seminario de Lubumbashi, mostré a los seminaristas el mensaje del primo Jose, que decía: "He estado hace poco más de una hora con vuestra madre en la residencia. No ha abierto los ojos y ha estado dormida todo el tiempo. He rezado a su lado bastantes oraciones. Le he vuelto a dar la Unción de enfermos y he hecho a su lado comuniones espirituales. Le he dado varias veces la absolución con la indulgencia plenaria. Está tranquila, dormida y parece que pronto se la llevará el Señor. Le he dado un beso de vuestra parte. Estoy muy unido a vosotros en vuestras oraciones y pidiendo por ella a diario en la Santa Misa" 

Han quedado muy impresionados, aprendiendo lo grande que es ser sacerdote.

San Josemaría decía que el 90 por ciento de nuestra vocación se lo debemos a nuestros padres. Yo estoy seguro de que te la debo al 100 por 100. Porque en las cosas de Dios no hay divisiones, nos comemos el pastel entero.

Te seguiré escribiendo, aunque ahora tenemos comunicación directa. Prepárame un buen sitio, si es posible al lado de María. Y es posible, porque en el Cielo, tú lo sabes mejor que yo, no hay distancias. Todos podremos estar muy junticos.

Un abrazo chillao de tu hijo que te quiere

Fede




1 comentario:

Unknown dijo...

Hola un fuerte abrazo. Lo siento mucho.

En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...