jueves, 15 de noviembre de 2018

Medialuna


Flannery O'Connor, en los comienzos del pasado siglo, cuando ya tenía deseos de ser una buena escritora, pero no era más que una incipiente universitaria, con 21 años, escribe unas notas en su oración:

"Querido Dios:
No puedo amarte como quiero. Tú eres la medialuna sutil que veo y yo soy la sombra de la tierra que me impide ver toda la luna. La medialuna es muy hermosa y, a lo mejor, es todo lo que debería ser visible para alguien como yo; pero de lo que tengo miedo, querido Dios, es de que mi sombra se haga tan grande que me tape la luna entera, y de que yo me juzgue a mí misma por la sombra que no es nada. No te conozco, Dios, porque me pongo en medio. Por favor, ayúdame a que me aparte a un lado.

... Pero yo quiero acercarme a Ti. Sin embargo, parece casi un pecado sugerir tal cosa. Quizás la comunión no me da esta cercanía. Esta cercanía quizás llegue después de la muerte. Es por la que luchamos, y si la alcanzase, o estaría muerta, o bien después de verla un segundo, la vida se me haría insoportable.

... Lo que estoy pidiendo verdaderamente es muy ridículo. Oh Señor, lo que estoy diciendo es que soy de mantequilla: hazme mística ya. Dios puede hacerlo, claro, puede sacar una mística de la mantequilla. Pero ¿por qué ha de hacer eso con una criatura ingrata, vaga y sucia como yo? "

No hay comentarios:

En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...