sábado, 16 de mayo de 2015

El Espíritu Santo y los niños


Estamos viviendo los últimos días de la Pascua. Ese intervalo de diez días entre la Ascensión y Pentecostés. La costumbre del Decenario al Espíritu Santo podríamos vivirla haciéndonos pequeños.

Así fue como lo plasmó san Josemaría en su librito Santo Rosario, escrito "de un tirón" un día de diciembre de 1931 al terminar la acción de gracias de la Misa.
Contempla los Misterios Gloriosos haciéndose niño con el lector y participando de tan grandes acontecimientos.

Copio algunas frases de esas páginas:

- La Ascensión del Señor: "...Es justo que la Santa Humanidad de Cristo reciba el homenaje, la aclamación y adoración de todas las jerarquías de los Ángeles y de todas las legiones de los bienaventurados de la Gloria. Pero, tú y yo sentimos la orfandad: estamos tristes, y vamos a consolarnos con María"

Los dos niños amigos -es el comentario al texto en la edición crítico-histórica- que han asistido a la Ascensión del Señor boquiabiertos, y que han visto y oído a los Ángeles de vestiduras blancas, no se hacen a la idea de no tener ya a mano a Jesús, que es para ellos su padre, su hermano, su amigo. Su tristeza de niños -vida de infancia- es sentimiento de orfandad, necesidad de tener cerca a Jesús. Por eso encierra un profundo significado teológico la resolución que toman: "vamos a consolarnos con María"

- Pentecostés: "...Y Pedro, a quien rodeaban los otros once, levantó la voz y habló. Le oímos gente de cien países. Cada uno le escucha en su lengua... Tú y yo, después de ayudar a los Apóstoles en la administración de los bautismos, bendecimos a Dios Padre, por su Hijo Jesús, y nos sentimos también borrachos del Espíritu Santo"

Los niños no pudieron estar en la Pentecostés -allí estaban sólo los mayores-, pero formaban parte de la primera comunidad, de la gran familia de los discípulos, y enseguida asumen su responsabilidad en la misión: ayudar a los Apóstoles en la administración de los bautismos; en un plano segundo respecto a la Autoridad, pero primero respecto a la muchedumbre.

(La foto no puede ser sino de César: sus niños)

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...