lunes, 16 de marzo de 2015

Alvar Núñez Cabeza de Vaca


En una residencia universitaria hay que hacer de todo. Salvatore, estudiante de filosofía, para un trabajo de literatura se le ocurrió entrevistar al famoso Cabeza de Vaca. Necesitaba la voz, el acento de un castellano antiguo. Me pidió si podía hacerle ese favor y prestar mi voz al susodicho personaje. Y ahí fuimos. A las tantas de la noche, en la sala de estudio, comenzó la grabación de la entrevista.
Lo bueno es que salió a la primera:

Salvatore: Oh Señore Cabeza de Vaca, Señore Cabeza de Vaca!

Álvar Núñez: ¿Pero quién sos vos? ¿Dónde ser acá? Nunca yo haber visto a alguien con tu color de piel. Me recuerdas a las Indias, pero pareced un maíz tostado ligeramente.

Salvatore: De hecho tened razón Sr. Cabeza de Vaca. Soy un hijo de Indias, y un hijo de Castilla.

Álvar Núñez: ¿Cómo hablad de tal forma? Hablad como mí, pero vuestra persona me es muy distinta.

Salvatore: Vuestra corazonada es cierta, soy alguien de otra época, descendiente de esta historia en la que vuestra persona ha participado y que os deseo preguntarle  de sus hazañas.

Álvar Núñez: No entenderé mucho a lo que os referid, pero os complaceré hacerlo porque me habías hablado de que eres descendiente de aquellos que en época de augurio se han compadecido de mi persona.

Salvatore: ¡Muchas gracias! Señor Cabeza de Vaca, permítame preguntarle.

Álvar Núñez: Escucho

(...)

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...