domingo, 21 de diciembre de 2014

El pastorcillo de la flauta rota


El Evangelio de la Navidad es precioso. Esos primeros capítulos de Lucas y de Mateo. Pero es muy parco, muy breve.
Y es muy breve porque ocurrieron muchas cosas. Siguen ocurriendo: el encuentro de Dios con cada uno...
Si se escribiera no habría bibliotecas en el mundo, no habría computadoras capaces de recogerlo todo.
Algunas de esas historias sí se han relatado...¡hay tantas! Por ejemplo:

"Lo que más dolió a Daniel después de la discusión con Amós fue que este le rompiera la flauta, labrada por su tío Jacob. Al atardecer, en cuanto el rebaño estuvo en el redil. buscó un rincón en la majada, extendió la manta entre la paja y se durmió. Sin embargo, bien entrada la fría noche...

El zagal se levantó, solo estaba Leví, para guardar el rebaño, que le contó lo sucedido:
-A media noche, se nos han aparecido unos ángeles para anunciarnos que acababa de nacer el Mesías cerca de Belén. Se han ido todos a adorarlo.

Daniel salió corriendo hacia Belén. Al llegar a la cañada, lo sorprendió el resplandor de una gran estrella, suspendida sobre un alcor. Aceleró sus pasos hacia allá y no tardó en oír las voces de un coro invisible y en ver a sus compañeros y a otros pastores de aquellos parajes reunidos alrededor de una gruta iluminada por el lucero que los había guiado.

En la cueva había un mozo apuesto y una muchacha hermosa como un rosal, que tenía en su regazo a un recién nacido de ojos perfectos. Los pastores se acercaban tímidamente, adoraban al Niño-Dios y le ofrecían pequeños obsequios, que la madre agradecía con una sonrisa y San José guardaba en un rincón de la cueva, calentada por un buey y un pollino.

Mientras se acercaba, Daniel buscó algún presente en el zurrón, pero solo encontró un trozo de queso rancio y su flauta rota. Al llegar junto al Niño Jesús, se arrodilló y gruesos lagrimones resbalaron por sus sucias mejillas.

-¿Qué te ocurre buen pastorcillo? -le preguntó la Virgen con su voz suave como las brisas de abril.
-Señora, no tengo nada que ofrecer a vuestro hijo, tan solo mi pequeña flauta rota, que ya nunca podré usar.
-No te apures, siéntate a mi lado. Me gusta tu flauta rota, la guardaré. A mi hijo también la agradará, porque es un regalo de tu buen corazón. Y le dio un beso como antaño hacía su madre.

Daniel se sentó a los pies del pollino, que rebuznó discretamente, y la Virgen susurró algo a San José, que salió de  cueva.

El coro invisible seguía cantando, llegaban otras gentes a adorar al Niño-Dios. Cuando se fueron los últimos visitantes, los ángeles se callaron para que la Sagrada Familia descansara. Daniel, fatigado por tantas emociones, se adormiló, pero la Virgen le susurró suavemente.

-¿Te gustaría acompañarme con tu flauta, para que mi hijo se duerma mientras la canto una nana?
-Sí, Señora, pero mi flauta está rota.
-No te preocupes, te daré una mejor, que ha fabricado mi noble esposo.
Daniel se puso de pie y, en el silencio de la luminosa noche, se escuchó una voz, alegre como las flores primaverales -acompañada por el son de una flauta, limpio como el rocío-, y el aplauso de los ángeles".

Realmente es asombroso el Misterio de Navidad, la disponibilidad de Dios con cada uno de nosotros...
Que estemos decididos a corresponder, pero con total generosidad, dándoselo todo, pues aunque parezca mucho, no es más que una flauta rota, que el mismo Dios recompondrá en otra muchísimo mejor.

Ah!... y la Virgen con San José tienen mucho que ver en tu historia, la que se está escribiendo en esta Navidad.

Se hizo largo el cuento. Por eso el Evangelio de Navidad es tan parco, tan breve.

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...