miércoles, 2 de abril de 2014

La hora

 

"Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Oyendo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verle, y le pedía que bajase a curar a su hijo que estaba muriéndose...
- Señor, baja antes de que se muera mi niño.
- Anda, tu hijo está curado.
El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Iba ya bajando, cuando sus criados vinieron a su encuentro diciéndole que su hijo estaba curado. Él les preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Y le contestaron:
- Hoy a la una lo dejó la fiebre.
El padre cayó en la cuenta de que ésa era la hora cuando Jesús le había dicho: Tu hijo está curado" (Juan 4, 43 ss)

Me fijo en un pequeño detalle, el de la hora.
¡Qué importancia tiene en nuestra vida el horario para nuestras normas de piedad. Es la hora prevista por Dios para que se cumplan sus designios amorosos!
¡Cuanto más nos sujetamos a un horario más dejamos actuar a Dios!
La urgencia se resuelve a su hora.

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...