jueves, 27 de marzo de 2014

Mortificaciones pasivas


Llegando casi a la mitad de la Cuaresma, una meditación:

El vaciarse de amor a lo creado, a los placeres, gustos, etc ayuda mucho al amor más grande, que es Dios, que es el Creador. No hemos de poner nuestro fin en lo que gusta: música, deporte, playa, parloteo, hamaca...ni siquiera en las criaturitas. Nuestro fin, nuestro amor es el Amado, es Dios. Y en Dios, todas las cosas.

Y como Dios es tan bueno y está tan empeñado en que seamos felices, Él mismo nos proporciona modos de vaciarnos, para purificarnos. Por ejemplo, a través de mortificaciones pasivas, privaciones, contrariedades... Incluso pequeñitas. ¡Descúbrelas!

Un dolor físico, el calor (ahora, en Nicaragua), un trabajo difícil, una corrección, una comida que no me gusta tanto, una indelicadeza de alguien, un retraso, una cola larga, una equivocación, una grosería, una pérdida de algo, una mala noticia, un cambio inesperado de plan, una mancha, una avispa...

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...