"...se dirigían a una aldea llamada Emaús (Emaús es el mundo entero)...iban conversando entre sí de todo lo que había sucedido. Y mientras...el propio Jesús se acercó y se puso a caminar con ellos...
...le reconocieron...
...regresaron...
...se pusieron a contar lo que había pasado en el camino...Mientras ellos estaban hablando de estas cosas (No se habla de otra cosa), Jesús se puso en medio y les dijo: la paz esté con vosotros..." (Lucas, 24)
Un buen comentario puede ser el que hace mi amigo Joseph Kabamba tras leer el final del mensaje pascual del Papa.
Benedicto concluye diciendo: "La Pascua no consiste en magia alguna. De la misma manera que el pueblo judío se encontró con el desierto, más allá del mar Rojo, así también la Iglesia, después de la Resurrección, se encuentra con los gozos y esperanzas, los dolores y las angustias de la historia. Y, sin embargo, esta historia ha cambiado, ha sido marcada por una alianza nueva y eterna, está realmente abierta al futuro. Por eso , salvados en esperanza, proseguimos nuestra peregrinación llevando en el corazón el canto antiguo y siempre nuevo:
Cantaré al Señor, sublime es su victoria".
Y Kabamba apostilla: "Abiertos al futuro. Dios no nos produce o dirige mágicamente. Es una alianza, una llamada a ser fieles a nuestro destino. Felices pascuas".
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