Ahora resulta, según me han contado, que la cosa ha llegado a mayores, en las fiestas de la vecina ciudad naval.
Siguiendo con las claves de la Biblia, he recordado cómo la tradición espiritual cristiana ha visto en el relato de la lucha de Jacob contra un personaje misterioso (Gen. 32, 24) un símbolo de la oración como un combate de la fe y una victoria de la perseverancia.
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