domingo, 27 de febrero de 2022

La guerra

 


"Toda guerra, en el fondo, nos plantea cuánto vale una vida humana. Quienes están al frente de cualquier organización toman decisiones sobre la base del análisis de costes y beneficios: calculan el importa total de los medios necesarios para conseguir unas metas establecidas...

Las guerras, como la actual de Ucrania, generan costes materiales para los países combatientes: al acabar el conflicto, comienza la tarea de reconstrucción de edificios e infraestructuras. También otros Estados se ven afectados...

Cualquiera que sea la cantidad final, resultará insignificante si se compara con el sufrimiento humano causado. Cuando alguien decide que la guerra comienza, ¿qué coste establece por cada víctima mortal, por cada persona herida de gravedad, por cada familia destrozada, por cada lugar sumido en el dolor y la desolación?...

Estas preguntas inevitablemente nos conducen a otras. Por ejemplo, ¿tiene el mismo valor la vida de mis compatriotas que la de quienes viven en un país vecino, o la de quienes habitan en lugares más lejanos? En el caso de que la respuesta sea negativa, ¿se puede cuantificar esa diferencia de valor en función de la mayor o menor proximidad de los habitantes?

Llegados a este punto, podemos plantear una última duda: ¿Qué mecanismos se activan en el corazón de una persona , que le hagan capaz de concluir que 'compensa' sacrificar vidas humanas porque importan menos que un determinado objetivo político? Expresado de otro modo, ¿cómo comienza ese deterioro moral?, ¿cómo se produce ese proceso de deshumanización de los seres humanos?

La guerra plantea muchos interrogantes y proporciona pocas respuestas. Sobre todo, causa un tremendo dolor y una gigantesca destrucción. En nuestra vida, además de mostrar sin ambages el rechazo a los conflictos bélicos, podemos renunciar también al más mínimo rastro de violencia física o verbal. Podemos elegir no parecernos en absoluto a quienes impulsan o toleran esas contiendas, porque actuamos siempre con respeto a los demás, porque conocemos el valor infinito de cada vida humana" Alfonso Sánchez Tabernero

(En la foto, niños rezando por la paz en una iglesia de Ucrania) 

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...