Me ha llamado la atención, en un artículo de la página web opusdei.org, en la sección "En primera persona" el itinerario de una joven universitaria portuguesa llamada Teresa, de su conversión interior para ayudar a los demás.
Y más en concreto, lo que cuenta de su estancia en Corea del Sur, en un intercambio universitario.
En Seúl se dio más cuenta de que está en el mundo para transformarlo y ayudar a Dios a que sea un lugar que refleje mejor el Evangelio.
Comenta Teresa que Corea del Sur es una sociedad bastante individualista y materialista y eso contrasta atrozmente con el vacío interior que sienten muchas personas.
Y aquí lo que más me ha asombrado de su testimonio:
"Cuando caminaba por la noche podía ver las inscripciones en las barandillas de los puentes peatonales con inscripciones como:
NO TE LANCES
ALGO BUENO SUCEDERÁ
HAY ALGUIEN QUE TE QUIERE
Y todo eso me intrigaba mucho"
En ese momento se dio cuenta de que su misión sería ayudar con la cercanía de la amistad a muchas personas que están perdidas. Y concluye:
"Para dar sentido a la vida de los demás, para mostrarles lo increíble que puede ser su vida cotidiana.
( Viene bien aquí, recordar estas palabras de san Josemaría: "Cuando te lances al apostolado, convéncete de que se trata siempre de hacer feliz, muy feliz, a la gente: la Verdad es inseparable de la auténtica alegría" Surco, 185)
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