martes, 18 de agosto de 2020

Universidad: hay que vivirla

 


De acuerdo, una vez más, con mi buen amigo Jaime, profesor universitario, cuando, a propósito de las clases online o presenciales, comenta:

La enseñanza online nunca superará a la presencial. El cara a cara es imbatible.

John Henry Newman, el profesor de Oxford que llegó a cardenal de la Iglesia Católica, canonizado hace unos pocos meses decía:

"Si tuviera que elegir entre una Universidad que entrega títulos a los estudiantes que aprueban los exámenes de sus asignaturas (y podemos añadir nosotros: ¡una Universidad online!) y una Universidad sin profesores ni exámenes, sino que simplemente reuniese a los jóvenes, no dudaría en preferir la segunda"

La explicación que Newman da de su preferencia es que la convivencia hace a los estudiantes "mejores personas para el mundo, lo que es muy superior a la educación que proporciona una Universidad que enseñe una multitud de disciplinas"

Y añade una maravillosa descripción: "Cuando una multitud de jóvenes, entusiastas, de corazón abierto, comprensivos y observadores se encuentran y se relacionan libremente entre sí, seguramente aprenderán unos de otros, incluso aunque no haya nadie asignado para enseñarles; la conversación que sostengan es para cada uno una serie de conferencias de las que obtienen por sí mismos nuevas ideas y puntos de vista. Esa comunidad juvenil constituirá un todo que dará a luz a una enseñanza viva, independiente de la instrucción directa de sus superiores" 

El fundador de la Universidad de Navarra, san Josemaría Escrivá enseñaba:

"Es en la convivencia donde se forma la persona"

La convivencia de unos con otros es lo que forma, lo que hace crecer la vitalidad interior: escucharse unos a otros lleva a aprender qué piensan los que piensan de forma distinta a la de uno; hacer cosas juntos -el trabajo en equipo- enseña a poner las cualidades personales al servicio de la tarea común.

El genuino aprendizaje requiere que los estudiantes vivan la universidad.

Los años universitarios son un periodo formativo muy especial. Este periodo constituye una oportunidad formidable para ensanchar el corazón, para aprender de los demás, para vivir la tolerancia, para amar de verdad el pluralismo y la libertad propia y ajena que es lo que la sociedad actual realmente necesita. Es difícil -o quizás imposible- desarrollar estas virtudes con una enseñanza meramente online.

( Por eso, entre otras cosas, estamos haciendo un gran esfuerzo para que en estos días, y aunque sea en vuelos charter salgan para la Universidad de Navarra un grupo de estudiantes nicaragüenses. Entre ellos varios sacerdotes y seminaristas para las Facultades Eclesiásticas de esa Universidad )

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...