sábado, 15 de agosto de 2020

Hace 40 años

 


Hoy, el día de la Virgen, hace 40 años que recibí la Ordenación Sacerdotal en el Santuario de Nuestra Señora de Torreciudad.

Éramos 58 los ordenandos. ¡Cuántos recuerdos vivos, entrañables, emocionantes!

En la ceremonia, un momento que impacta mucho es la postración, durante la cual se invoca a los Santos con una larga letanía (en la foto yo soy el segundo por la izquierda de la fila de en medio)

Estas palabras del cardenal Ratzinger, cuando cumplió precisamente 40 años de sacerdote, las hago totalmente mías:

"Nosotros estábamos allí postrados en el suelo pidiendo al Señor que nos mostrase el camino, mientras nos envolvía el canto, cada vez más insistente de todo el Santuario: 'Ruega por ellos'

Es un instante en que la propia impotencia -postrados, sin ver a los otros, sin estar en contacto con ellos- se experimenta muy íntimamente, la desproporción entre lo propio de uno mismo y la grandeza de la misión, la falta de fuerza y la incertidumbre de un futuro que se extiende a lo lejos y del que nadie puede decir cómo será, cómo en él esta misión será recibida, rechazada o prolongada. En medio de toda la penuria de sentir nuestra insuficiencia percibíamos, sin embargo, el ruego de todo el Santuario, la invocación de todos los santos.

De forma cada vez más intensa, y al mismo tiempo de forma más consoladora y enérgica, nos decía: ¡Tú no estás solo!

¡Tú vas con una gran familia que no te abandona! Es la gran familia de los santos de todos los siglos. Ellos eran tan pobres hombres como tú y, sin embargo, el señor los obsequió con este camino. Él solo lo pudo hacer.

Pero no sólo percibíamos la familia de una Iglesia del pasado, sino que estábamos incorporados a la familia de la Iglesia de hoy, que sostiene y es familia peregrina, que no te abandona; estábamos incorporados a la familia de la Iglesia de mañana, pues la Nave de la Iglesia ha sido construida para siempre.El señor, aun cuando a veces parece ocultarse y dormir, está siempre a bordo con nosotros en todas las tormentas. La Nave no se hunde. Tiene la promesa de la eternidad.

Esta conciencia penetró en nosotros, nos hizo ponernos de pie y pronunciar nuestro Sí"

Ayer pudimos reencontrarnos, después de 40 años, a través de una conexión por internet. Desde las Filipinas, hasta Kenia, desde Nigeria hasta Nicaragua. Fue un momento inolvidable.
 Estuvimos ¡3 horas platicando, recordando...!


Ya contaré más cosas. De momento seguimos en manos de la Santísima Virgen ya que fuimos ordenados en su fiesta de la Asunción.

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...