miércoles, 19 de agosto de 2020

Amistad que transforma

 


La amistad es imprescindible. Más en estos momentos. Los amigos nos escuchan y hacen sentir bien. 

Hace pocos días me mostraron una carta escrita a un sacerdote muy enfermo -murió no mucho tiempo después- por un amigo con el que compartía la afición por la montaña y que contenía estas encendidas frases:

me has dado tanto, sin pedir nunca nada a cambio;

me has enseñado a caminar por los senderos de montaña y a soportar en silencio el peso de la mochila y del cansancio físico;

me has enseñado que cuando se busca alcanzar la cima, cada paso es importante y es preciso no distraerse;

me has enseñado que, cuando uno se esfuerza seriamente, los resultados y la satisfacción llegan siempre, antes o después;

me has enseñado la alegría de poder contemplar el alba o el atardecer desde lo alto de una cima recién coronada;

me has enseñado el placer de compartir la propia comida y el agua, también cuando escasean;

me has enseñado a apreciar las cosas simples de cada día y a mirar la vida como un don de valor inestimable;

me has enseñado a entender lo que no conocía, sin nunca hacerme sentir vergüenza de mi ignorancia;

me has hecho redescubrir la fe y el placer de encontrar la presencia de nuestro Señor en todo lo que nos rodea.

Bonito ¿verdad?

Hay un gran espacio para la esperanza, la alegría y el buen humor, que es remedio a muchos males. Con la ayuda de Dios, podemos salir de esta pandemia convertidos en mejores personas, más atentos a las necesidades de los demás, comenzando por los que nos rodean. Si cambiamos nosotros, el mundo cambiará.





No hay comentarios:

En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...