martes, 24 de julio de 2018

Destellos


Siempre capta mi atención cualquier noticia relacionada con san Juan de Ávila, ya que fue uno de los principales autores sobre el que trabajé y aprendí cuando la tesis universitaria en teología.

Por eso no se me escapó la publicación de una nueva edición de su Epistolario.

San Juan de Ávila fue un intelectual incansable. Propuso la creación de un tribunal de arbitraje internacional para acabar con la guerra. Inventó obras de ingeniería. Fundó la Universidad de Baeza. Influyó en san Ignacio de Loyola, san Juan de Dios, el duque de Gandía, santo Tomás de Villanueva, san Pedro de Alcántara, san Juan de Ribera, santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz. Benedicto XVI lo nombró Doctor de la Iglesia.

Esta nueva edición de sus cartas -he leído- es una obra que remueve a sus lectores cristianos por su capacidad para contagiar su amor a Cristo. No puede ofrecer el mismo interés para los no creyentes, aunque, si son amantes de la buena literatura, les apenará perderse un castellano tan sabroso, tan transparente y, a la vez, tan denso.

Ojalá alguna de las frases que siguen puedan transmitir al menos la música de un castellano del mismo empaque que el de Santa Teresa y el de Cervantes; y destellos de luz de una perspicacia sorprendente:


¿Qué cosa puedo decir, sino que el hombre con Dios es como Dios?

El amor es un género de guerra, y no son admitidos aquí los cobardes.

No hay tiempo mejor empleado que el que se gasta en corregirnos a nosotros mismos.

Nunca vi a nadie que se examinase a sí mismo y que no fuera compasivo con las faltas ajenas.

La santidad. Este negocio no es para delicados.

Mucho lleva andado del camino el que tiene buena gana de andarlo.

Porque, aunque tenga vuestra merced mucho y buenos propósitos, si no hay quien los ejercite, son sueño más que verdades.

Se angustia y entristece mucho con sus faltas, lo cual me parece mucho peor que las mismas faltas.

Una paja pesa tanto para el tibio que lo derriba en el suelo.


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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...