El mes de agosto está jalonado por varias fiestas de Santa María. La primera la de hoy: Nuestra Señora de los Ángeles.
Desde que fueron elevados por Dios a participar de su vida íntima, los ángeles contemplan la divina Esencia y son bienaventurados. La visión de la Santísima Trinidad constituye para ellos su vida y su alimento. Los hombres, en cambio, no estamos en las mismas condiciones: en la tierra vemos a Dios oscuramente, como en un espejo; sólo en el Cielo le contemplaremos cara a cara.
Sin embargo, en su sabiduría infinita y movido por su Misericordia, el señor ha encontrado el modo de hacerse visible a los ojos de los hombres: la Encarnación del Verbo. La Segunda Persona de la santísima Trinidad, por nuestra salvación, se hizo verdadero Hombre sin dejar de ser Dios verdadero.
Y aquí entra la Virgen. ese gran prodigio fue posible gracias a Ella, que se entregó sin reservas al cumplimiento de la Voluntad divina.
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