miércoles, 25 de noviembre de 2015

Ronco y sonoro


La otra noche, nuestra tertulia en Villa Fontana se convirtió en una velada literaria recitando poemas de Neruda y, sobre todo, de Darío.

Con "Momotombo" te entraban ganas de escalar de nuevo ese "volcán de gesta"

Para no hacer largo el cuento entresaco algunas estrofas:

El tren iba rodando sobre sus rieles. Era
en los días de mi dorada primavera
y era en mi Nicaragua natal.
De pronto, entre las copas de los árboles, vi
un cono gigantesco, , y
lleno de antiguo orgullo triunfal.

Agua de vario verde y de un gris tan cambiante
que discernir no deja su ópalo y su diamante,
a la vasta llama tropical.
Momotombo se alzaba lírico y soberano,
yo tenía quince años:¡una estrella en la mano!
Y era en mi Nicaragua natal.

¡Oh Momotombo ronco y sonoro! Te amo
porque a tu evocación vienen a mí otra vez,
obedeciendo a un íntimo reclamo,
perfumes de mi infancia, brisas de mi niñez.

Tu voz escuchó un día Cristóforo Colombo;
Hugo cantó tu gesta legendaria. Los dos
fueron, como tú, enormes, Momotombo,
montañas habitadas por el fuego de Dios.


Todos los días, al entrar en Managua desde la carretera Masaya, veo al fondo el Momotombo, como la punta de una flecha que señala hacia el norte.
Ayer mismo, a mediatarde y muy cerca de un Sagrario -estaba dirigiendo una meditación- el coloso tembló y fuimos mecidos, no sin cierto susto.

¡Hacia el misterio caen poetas y montañas:
y rompérase el cielo de cristal
cuando luchen sonando de Pan las siete cañas
y la trompeta del Juicio Final!

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...