En la reciente Misa de beatificación de los 124 mártires coreanos brillaba una imagen de la Virgen con los rasgos y atuendos característicos de las mujeres de ese país: el peinado, el vestido, la actitud...
"La gloria de los mártires brilla..." comenzaba así el lema de esa jornada. En María, más que en ninguna otra persona, el dolor de amor, el servicio, la unión con el Hijo, no envejece, al contrario, rejuvenece.
Hoy celebramos la fiesta de Santa María Reina y Señora de todo lo creado. "Yo me imagino esa coronación -decía don Álvaro- como si el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, la Trinidad Beatísima, tomase posesión -más especialmente aún- de la Reina de los Ángeles y de los Santos: una posesión, ¡tan grande!, que debió de ser como una explosión de luz, de tal manera que la Santísima Virgen -con su santidad, con su hermosura, con su belleza- se elevase sobre todos, para que la honrasen, la venerasen y la amasen con más fuerza"
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