viernes, 15 de agosto de 2014
Desde Londres
Hace 34 años, el día de mi ordenación sacerdotal, recibía junto a los otros hermanos míos ordenandos una carta de don Álvaro, próximo beato, fechada en Londres y terminada de escribir en Dublín.
He aquí algunos fragmentos de esa carta, hoy especialmente meditada:
"...Acuérdate de la escena de la samaritana... Así dijo Jesús a aquella pobre mujer pecadora: ¡si supieras cuál es el don que el Señor te hace...! Tú, hijo mío, lo conoces, y por eso lo recibes con tanta alegría, y lo custodiarás con tanto amor, y lo defenderás con mucha humildad, para que ese don sea Agua viva que salta hasta la vida eterna, para ti y para muchos, en servicio constante y humilde a la Iglesia santa...
"Hijo mío: ¡sacerdote de Jesucristo! Tú podrás darle al Señor tu voz y tus manos, y tu voluntad, y al son de tus palabras Dios hará milagros: el pan y el vino se transformarán en el Cuerpo y la sangre de Jesús; y en el sacramento de la confesión, los pecados serán perdonados por Dios, siendo tú el ministro...
"Un abrazo muy fuerte. Os dejo en las Manos de la Santísima Virgen, que os llevará a su Hijo
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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...
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