"Marchó a una ciudad llamada Naín...resultó que llevaban a enterrar un difunto, hijo único de su madre, que era viuda... El Señor la vio y se compadeció de ella. Y le dijo: No llores" (Lucas 7, 11-13)
El reciente Doctor de la Iglesia, San Juan de Ávila, de quien se decía que no habría que tener miedo a perder la Escritura porque se la sabe de memoria, comentaba: "Si hubiese en la Iglesia corazones de madre en los sacerdotes que amargamente llorasen al ver muertos a sus espirituales hijos, el Señor, que es misericordioso, les diría lo que a la viuda de Naím: No quieras llorar, y les daría resucitadas las ánimas de los pecadores"
La foto es de Naín en la actualidad.
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