Hablando de entusiasmos (entrada anterior) Kabamba se pregunta si es entusiasmante la libertad.
La libertad no es lo mismo que jarana (Jarana es la bulla, la diversión)
Una vivencia eufórica de la libertad puede ser engañosa.
La libertad de una niña frívola (también se podría hablar de un niño frívolo) es una cuestión de decisiones sin peso. Caprichos.
Cuando la libertad se emplea a fondo, cuando nos jugamos la vida, comprometiéndonos, muchas veces no aparece como entusiasmante, sino al revés.
No es que sea algo negativo. Lo que pasa es que la conciencia de nuestra libertad radical nos responsabiliza.
El hombre libre, decía Goethe, es el noble que espera encargos.
En contraposición a la vivencia entusiástica y superficial de la libertad, nos encontramos con la libertad entroncada con encargos.
Somos libres como los bomberos de New York. Entusiasmantemente silenciosos.
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