Volvemos desde el Congo con l'abbé Quirós a los comentarios de la Verbum Domini. Al leer el número 24 se descubre ¡qué bien se reza con los salmos!
Todos los sentimientos de la Escritura se encuentran allí, para enseñarnos a hablar con Dios.
El Dios que habla, nos enseña a hablar con Él.
Nuestra vida es coloquio con Dios.
Yo añadiría el calificativo "amoroso"
Coloquio amoroso.
Lo que queda claro desde el ángulo teológico es que la Revelación cristiana no es un meteorito caído del cielo: es un diálogo entre Dios y los hombres.
Nuestras palabras, los salmos, se hacen también Palabra de Dios.
Lo que decimos los hijos es importante para Dios.
Entran ganas de hablarLe.
La foto es de Monkole.
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