martes, 24 de mayo de 2011

El Hijo (segunda parte)



...alguien tocó a la puerta.

Un joven con un gran paquete en sus manos dijo al padre: "Señor, usted no me conoce, pero yo soy el soldado por quien su hijo dio la vida. Salvó muchas vidas ese día; me estaba llevando a un lugar seguro cuando una bala le atravesó el pecho, muriendo así instantáneamente. Él hablaba muy a menudo de usted y de su amor por el arte"
El muchacho extendió los brazos para entregar el paquete: "Yo no soy un gran artista, pero creo que a su hijo le hubiera gustado que usted recibiera esto".

El padre abrió el paquete. Era un retrato de su hijo pintado por aquel joven soldado. Él contempló con profunda admiración la manera en que el soldado había logrado captar la personalidad de su hijo en la pintura.
El padre estaba tan atrapado por la expresión de los ojos de su hijo que los suyos propios se llenaron de lágrimas. Le agradeció al joven soldado su regalo y quiso pagarle el cuadro. "¡Oh no, señor! Yo nunca podría pagarle lo que su hijo hizo por mí. Es un regalo".

El padre colgó el retrato arriba de la repisa de su chimenea. Cada vez que los visitantes e invitados llegaban a su casa, les mostraba el retrato de su hijo antes de enseñarles su famosa galería (con cuadros como el de Picasso, de la foto)

Continuará (al final viene lo mejor)

1 comentario:

Pollo con almendras dijo...

¿Tres partes? Esto es una tortura ¿eh?

En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...