España acaba de ganar por cuarta vez la famosa Copa Davis de tenis, el torneo más tradicional por naciones de ese deporte.
Felicitaciones por alcanzar nuevamente la famosa "ensaladera".
Pero para mí era más emocionante cuando antes había que ir a disputar la final al territorio de quien tenía la copa, que era Australia. El ganador sólo esperaba en casa a que viniera el finalista. Recuerdo la desvelada para seguir por una tv en blanco y negro los partidos de Santana, Gisbert y Arilla contra los invencibles australianos. Costaba un mundo arrebatar ese trofeo.
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