martes, 13 de octubre de 2020

Sordera, alegría y confesión

 


Dios se sirve hasta de la sordera y siempre de la alegría.

Una buena mujer, ya mayor y bastante sorda se acercó al confesionario. Repitió varias veces al 'Ave María Purísima', e incluso empezó con su confesión.

Era consciente de su sordera, pero es que no oía nada, hasta que comprobó que no había nadie al otro lado de la rejilla.

La mujer tenía muy buen humor y se levantó con una amplia sonrisa, riéndose un poco de sí misma, lo que es muy sano.

Al día siguiente fue a Misa y se le acercó una chica joven de unos 25 años que le dijo que quería darle las gracias.

La señora no entendía mucho el porqué de ese agradecimiento, pues acababa de llegar.

La chica le dijo: llevaba tiempo queriéndome confesar, pero me daba miedo, reparo... pero ayer al verle a usted salir tan contenta del confesionario me animé. ¡Y estoy feliz de haberlo hecho!

Dios se sirve hasta de la sordera y siempre de la alegría.

No hay comentarios:

En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...