jueves, 8 de agosto de 2019

El Reino de Dios


Mientras sigo con mis clases de Iniciación Teológica a la Escatología, recibo unas fotos bellísimas de mi sobrina María, viajera infatigable pues no hay vacaciones sin viaje, desde Sri Lanka, la "lágrima de la India", "la isla de los mil nombres".

Y lo que cuenta y describe encaja con nuestras reflexiones sobre el Reino de Dios como meta de la Historia de la Salvación.

Sabemos que el Evangelio del Reino es el núcleo del mensaje de Jesús que "recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, predicando el evangelio del Reino" (Mateo 9, 35)

Y discurríamos: El Reino de Dios como fin de la Historia y como objetivo de todos los esfuerzos humanos, no es un estorbo para la libertad humana sino su mejor aliado. Solo quien se haya re-ligado a un fin último realmente liberador, puede sentirse des-ligado, libre, ante lo penúltimo, sin despreciarlo. Hay compromisos, dependencias, que son liberadores. El amor humano es un claro ejemplo.

Y aquí, me sirven las experiencias de María y sus amigas por Noruega, Tanzania... ahora Sri Lanka:


Todo esto supone una fuerte llamada al trabajo -y al descanso- realizado según el espíritu de Cristo. ¡Qué diferencia entre la "Torre de Babel" y el acontecimiento de "Pentecostés"!

Nos preguntábamos: ¿Qué permanecerá al fin de los tiempos del esfuerzo humano? ¿En qué medida lo que hacemos en esta tierra tendrá un reflejo en el Reino de Dios?

Y una respuesta bien clara: Reconociendo que el Reino de los Cielos es esencialmente don, y don que se llega a través de la muerte, al fin de los tiempos, lo transformado será no un mundo cualquiera, sino este mundo, es decir, el mundo que ha sido conformado por el trabajo y el esfuerzo humano.

Los nuevos cielos y la nueva tierra, aunque imperfectamente, están siendo preparados por el trabajo humano.

Y una conclusión maravillosa: "Todos estos frutos de nuestra naturaleza y de nuestra diligencia, tras haberlos propagado por la tierra en el Espíritu del Señor y según su mandato, los encontraremos después de nuevo, limpios de toda mancha, iluminados y transfigurados cuando Cristo entregue al Padre el reino eterno y universal"

Dios será entonces "todo en todos", en la vida eterna.


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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...