viernes, 12 de octubre de 2018

Nuestra Señora del Pilar


La talla de la Virgen no alcanza los cuarenta centímetros. Sus líneas son gótico tardías, y por la forma de abotonar la túnica, el cinturón con su hebilla, el alto talle y los zapatos, puede datarse en el siglo XV.

La advocación es sin embargo del siglo I. Según cuenta la tradición, cuando todavía la Madre de Jesús moraba en Jerusalén, en la madrugada del 2 de enero del año 40, Santiago el Mayor la vio llegar en carne mortal, a orillas del Ebro, entre luces resplandecientes, acompañada por un grupo de ángeles que transportaban una columna.

Volviendo a la imagen, los plegados del manto, muy angulosos y cortados, son finos y elegantes. La mano de Santa María, que sostiene el manto, parece desgastada por el roce debido a la veneración de los fieles. El rostro es menudo y delicado, y de un encanto y primos indescriptibles. Con los ojos entrecerrados, esboza una leve sonrisa.

La figura del Niño no sigue el estilo escultórico de la Virgen, y sin duda fue añadida a ésta, bien para completarla o, más probablemente, para sustituir a otra anterior destruida o deteriorada. De líneas populares, sostiene en una mano un pajarillo y con la otra se agarra con fuerza al manto de su Madre.

El conjunto está recubierto de pan de oro, con ligeros restos de policromía. Se asienta sobre el Pilar, la lisa Columna de jaspe recubierta de plata labrada que -excepto los días 2, 12 y 20 de cada mes- luce revestida con un manto bordado, que se cambia diariamente.

Hoy repetimos con más devoción la recomendación del Papa Francisco: "Bajo tu amparo nos acogemos...

O el comienzo del himno en honor de la Virgen del Pilar: Virgen Santa, Madre mía, luz hermosa, claro día...

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...