martes, 26 de junio de 2018

Fiesta de San Josemaría


Hoy, 26 de Junio, es la fiesta de San Josemaría.

Copio algunos fragmentos de la homilía que pronuncié el pasado sábado con motivo de esta festividad en Managua, en momentos ciertamente críticos en toda Nicaragua. De hecho, algunos no pudieron desplazarse por la capital debido a la presencia de grupos paramilitares:

- Dentro de pocos días, el martes 26, se va a celebrar, en el calendario de la Iglesia Universal, la fiesta de San Josemaría. Nosotros nos anticipamos en esta mañana, aquí en la Iglesia del Santo Cristo de Las Colinas, debido a las circunstancias por las que atraviesa nuestra amada patria.
No podemos celebrarla con la solemnidad de otras ocasiones. Esta vez, la solemnidad es, sobre todo, interior. Consiste en unirnos de corazón a Nuestro Señor Jesucristo para dar gracias a Dios Padre por la Obra y por el instrumento fidelísimo que utilizó para llevarla a cabo.

Como en toda Eucaristía hemos comenzado por escuchar atentamente la Palabra de Dios. Tal como la escucharon los apóstoles y muchas gentes de los alrededores del lago de Genesaret: "Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: Rema mar adentro y echen las redes para pescar" Simón Pedro reaccionó con fe: "Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero por tu Palabra, echaré las redes"


San Josemaría, nuestro Padre, también fue un hombre de fe ante lo que el Señor le pedía.
Le pedía abrir caminos de santidad en el mundo, en el trabajo profesional, en el cumplimiento de los deberes ordinarios del cristiano... ¡Y tuvo fe!
A pesar de ser muy joven (26 años, recién ordenado sacerdote) no dudó de ese querer de Dios. Y se puso "manos a la obra" como se ha recogido literalmente en el evangelio de San Lucas.
Tan cierto estaba, que ya desde el primer momento, arreció en la oración y en el sacrificio. Le pedía a su confesor permiso para aumentar sus penitencias, porque es menester -decía- que sea "maestro y guía de santos"

Santos de verdad, canonizables. Y en la vida ordinaria.
Cuando alguna vez he visitado a las Hermanas Clarisas en su Monasterio de Ciudad Darío, en el locutorio me llama la atención un cuadro grande de la familia franciscana: la cantidad de santos que tienen ya canonizados... Pero son todos frailes o monjas... Y de siglos pasados...

El mensaje del Opus Dei es la santidad de TODOS.
Y Josemaría tuvo fe...
Y se está realizando ese querer de Dios por su fe, por su correspondencia:
Fue emocionante su canonización el 6-X-2002: el santo de lo ordinario.
Y, después, Álvaro...
Y ahora, Guadalupe Ortíz de Landázuri... Dice el Espíritu Santo, a través del Papa Francisco que "Guadalupe se entregó por entero y con alegría a dios y al servicio de su Iglesia, experimentando intensamente el amor divino"
Y Guadalupe es fruto de la fe de San Josemaría. Ella misma apuntaba en su agenda, una de las muchas veces que compartió con el Padre: "Su fe fuerte arrastra la mía"
Y Guadalupe va a subir a los altares porque convirtió todas sus tareas en lugar de encuentro con Cristo: la labor de investigación en Química, las clases en distintos centros de enseñanza, la administración doméstica, la dirección de residencias universitarias etc. Su santidad se fraguó en la correspondencia a la gracia divina en la vida diaria, en el apostolado y en el afán por buscar la promoción humana de los más necesitados.

Y así, muchos. No sé qué fecha elegirá la Santa Sede para celebrar a Guadalupe (12 diciembre, su nacimiento; 16 julio, su marcha al cielo; 5 marzo, cuando llegó a México para comenzar el trabajo apostólico de las mujeres del Opus Dei en América...) Pronto vamos a llenar el calendario de celebraciones. Y con razón, porque la mayor alegría es conocer a Jesucristo y encontrarlo en nuestro propio ambiente, todos los días y a todas horas.

Y esto, gracias a la fe de nuestro padre, que hemos heredado. Por eso, nuestro agradecimiento a Dios, hoy, ha de ir unido a este desafío, a esta bonita responsabilidad de los que estamos aquí: seguir llevando a cabo la Obra de Dios con fe.

Un aspecto de esa fe, tal como la vivió San Josemaría, nos es especialmente necesaria en los  momentos actuales. Me refiero a la conciencia que tenía San Josemaría de que todo es para bien. Y cómo encaraba las dificultades con visión sobrenatural.
Nuestro Padre tenía una fe que era un asentimiento indiscutido al Señor y que le daba a la vez una confianza plena en que la voluntad de Dios era lo mejor.
Repetía mucho la enseñanza de San Pablo de que para los que aman a Dios "todo es para bien"
Esto es un acto de fe profundo. Y es lo que hoy pedimos a Jesús: Vivir esa confianza, esa certeza, de que precisamente cuando las cosas se han puesto difíciles, muy complejas, dolorosas, desgarradoras para tantas gentes, Dios nos da su gracia para ahogar el mal en abundancia de bien, para que venza el amor, para que haya muchos frutos de santidad en Nicaragua y desde Nicaragua.

San Josemaría afirmaba -con una de esas expresiones espontáneas de su alma- que tenía la seguridad de lo imposible.
Nosotros le pedimos a Jesús también esa seguridad de lo imposible. Que ante las dificultades que estamos viviendo, hoy, aquí, ahora, alcancemos gracias innumerables que ensanchen nuestro corazón e iluminen nuestro entendimiento para abrir, más y más, caminos de santidad entre nuestros iguales... Contando, además, con esa casa de retiros y convivencias -El Carrizal- que se abrirá en cuanto acabe pronto el conflicto que desde hace dos meses aflige a Nicaragua.
Nos acompaña la oración, llena de fe -herencia del Fundador- del Prelado del Opus Dei y de tantas personas que se unen a sus intenciones.

¿Te da seguridad la oración? ¿Tienes fe en la oración? ¿Pones ese medio -la oración- para todo?

Lo pedimos por intercesión de San Josemaría, a quien conocemos todos los que estamos aquí como Padre, o al menos como padrino... ¡Qué bueno es conocer y meditar su vida y sus enseñanzas!

En esa su biografía, destaco algo evidente: su amor sincero, claro, contagioso por cada uno...
En una situación muy difícil, más aún de la que nosotros estamos viviendo, alguien le preguntó:
- Josemaría ¿necesitas algo? ¿estás bien?...
(Preguntas que nos hacemos mucho estos días: ¿cómo estás? ¿algún percance? ¿hay pasada? ¿cómo están las cosas por ahí?...)
Pues ante esa pregunta: Josemaría ¿quieres alguna cosa? Contestó:
- "Yo te quiero a ti. No necesito nada. Solo deseo que seas un hombre bueno y justo"

El amor de dios emplea muchos cauces. Uno bien valioso es esa gracia de la paternidad que Dios concedió a San Josemaría para que nosotros, cada uno, cada una, viva con alegría el camino de la santidad, tal como se lo vamos a pedir al Señor cuando la hayamos recibido en la Comunión:

"Señor Dios nuestro, los sacramentos que hemos recibido en la celebración de San josemaría, fortalezcan en nosotros el epíritu de hijos, para que fielmente unidos a tu voluntad, recorramos con alegría el camino de la santidad..."

En ello está implicada la Virgen, Reina de Nicaragua, como la invocó nuestro Padre cuando sobrevoló en 1975 el cielo azul y blanco de nuestro hermoso país.

Así sea.

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...