sábado, 18 de noviembre de 2017

Jornada mundial de los pobres


Ante la Jornada Mundial de los Pobres que el Papa Francisco ha suscitado para este domingo, vienen a la memoria lo que meditábamos desde comienzos del año:

"Las actividades y las iniciativas personales relacionadas con la solidaridad, el servicio a los necesitados y la responsabilidad social, no son algo coyuntural ni marginal, sino que se encuentran en el núcleo del Evangelio.

Querría subrayar la urgencia que todos tenemos de agrandar el corazón -le pedimos al Señor que nos dé un corazón a su medida-, para que entren en él todas las necesidades, los dolores, los sufrimientos de los hombres y las mujeres de nuestro tiempo, especialmente de los más débiles. En el mundo actual, la pobreza presenta muchos rostros diversos: enfermos y ancianos que son tratados con indiferencia, la soledad que experimentan muchas personas abandonadas, el drama de los refugiados, la miseria en la que vive buena parte de la humanidad como consecuencia muchas veces de injusticias que claman al Cielo. Nada de esto nos puede resultar indiferente. Todos hemos de poner en movimiento la imaginación de la caridad, para llevar el bálsamo de la ternura de Dios a todos nuestros hermanos que pasan necesidad:

Los pobres -decía aquel amigo nuestro- son mi mejor libro espiritual y el motivo principal para mis oraciones. Me duelen ellos, y Cristo me duele con ellos. Y, porque me duele, comprendo que le amo y que les amo. (San Josemaría, Surco, n. 827.)"

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...