lunes, 26 de junio de 2017

Gracia y libertad


¡26 de junio, fiesta de san Josemaría!

"No eligió su misión: Dios se la hizo ver -decía-; y en medio de circunstancias poco favorables, porque no estaba incardinado en Madrid; no contaba con un encargo pastoral que le permitiera mantener de forma estable a los suyos; y no disponía de recursos económicos ni materiales. Por no tener, aquello no tenía nombre siquiera. "Solo tenía yo veintiseis años, gracia de Dios y buen humor. La Obra nació pequeña: no era más que el afán de un joven sacerdote, que se esforzaba en hacer lo que Dios le pedía"

"Veintiseis años, gracia de Dios y buen humor". Vale la pena reflexionar sobre este autorretrato que nos deja san Josemaría centrándonos en aquellos últimos meses de 1928 en los que la historia todavía no estaba escrita, porque nunca lo está: depende de la libertad humana.

Para situar al joven Escrivá dentro de aquel contexto conviene despojarse mentalmente de lo que sabemos que ocurrió después; no solo porque los hechos podían haber sucedido de otro modo, sino porque -quizá- podían no haber ocurrido.

San Josemaría, como todo hombre, no tenía un "sino inexorable": recibió una propuesta y respondió positiva y libremente a un querer de Dios. Ese querer fue haciéndose realidad y encarnándose -también como fruto de respuestas libres a la gracia- en millares de vidas concretas... lo mismo que podía no haberse hecho realidad por falta de fidelidad, ya sea por parte de Escrivá o de esas personas.

San Josemaría conocía bien lo que se cuenta que Cristo dijo a Teresa de Ávila: 'Teresa, yo quise...Pero los hombres no han querido'"

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En Nicaragua, como en otros lugares, cuando uno tiene grandes deseos de contar cosas a los familiares, amigos colegas...y no hay tiempo, trata de resumir anteponiendo ese "para no hacerte largo el cuento". Pero ni así...